
Si amar libremente es pecado, ¿he pecado libremente por amar?
Manuel con cinco años jugaba con muñecas, en cambio, todos sus amigos jugaban con juguetes "para niños". A los diez años, Manuel saltaba a la comba con sus amigas, los demás se reían y lo tachaban como mariquita. A él no le importaba si la gente lo trataba con desprecio, si se ríen de él o no, sabía quién era y cómo era. Y no tenía miedo a nada ni a nadie.
Esta entrada se la dedico a las personas homosexuales como Manuel, que no tienen por qué esconderse de nada, que a palabras necias oídos sordos. Tienen el mismo derecho de disfrutar que cualquier persona, deben salir a la calle sin miedo a lo que la gente diga o piense. Porque una persona homosexual no es un bicho, es un ser humano más, con SENTIMIENTOS y un CORAZÓN, igual que tú y yo.
Claro que sí, los homosexuales no son bichos raros, son personas como cualquier otra, con ganas de reir, de disfrutar, de soñar, de pensar, de hacer, de sentir y sobretodo con ganas de vivir la vida de la manera más normal posible.
ResponderEliminarLa sociedad está empezando a cambiar su mentalidad respecto a este pero está siendo un proceso lento y a va a seguir siendo lento, porque siempre estarán aquellos que juzgarán sin darse cuenta de que hay sentimientos de por medio y que se permitirán la libertad de llevarse todo a su terreno alegando que eso no es lo normal.
Esperemos que a Manuel el futuro le depare una vida feliz y que otros niños que quieran saltar a la comba, jugar con las muñecas, puedan hacerlo y no tengan que sentirse mal por hacer algo que ellos quieren.
Si señor :D
ResponderEliminarEs cierto, pero bueno, hay gente que se burla de ellos, y ellos terminan siendo mejores que los hombres que nos rodean :)
ResponderEliminarKiya, esta entrada la leí hace tiempo, nose por qué no la comenté.
ResponderEliminarMe encanta, y mucho, que lo sepas. Tiene mucha razón :)
(LK)