iluminas el rostro de los más apagados con ese balanceo de miradas que me llevas. y qué decir de tu cintura. que cuando niego que estoy colado por tus huesos vuelvo a los cuentos de pinocho y se me nota desde kilómetros que en mi sonrisa lo que brilla es tu presencia, de los pies a la cabeza. y me paraba en tu columna vertebral a tomarme un café con tus ojos para que me cuenten por qué brillan tanto.
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Dime si sentiste algo al leer las palabras que salieron de mis labios. Puedes conseguir que sonría.