lunes, 18 de enero de 2010

Domingos en casa


Siempre escuchaba que los domingos eran aburridos porque era un día que te tenías que quedar en casa
para que al día siguiente tener que levantarte temprano a trabajar, siempre escuchaba quejas de los domingos, ¡pobres domingos! decía. A ella le encantaba ese día, porque le gustaba quedarse en casa sin salir y no se aburría. Siempre se ponía en su salón de paredes azules que por cierto, amaba ese color. Ella decía que parecía que estaba en el cielo y esa sensación hacía que le gustara más los domingos en casa, solía coger su libro favorito y empezar a leer hasta que se cansara (que casi nunca se cansaba, ya que le encantaba leer), y claro está nunca faltaba al lado de éste su tacita de chocolate calentito ¡qué rico les salían! En ese día podía leerse el libro entero tranquilamente, le gustaba tantísimo que apenas tomaba su chocolate que le había salido tan bueno, pero cuando se acababa el libro lo cerraba con una gran sonrisa, ponía en el radio casete su disco preferido y lo escuchaba mientras disfrutaba de su rico y calentito chocolate.

3 comentarios:

  1. A mi también me encantan los domingos: Esas tardes encerrada en casa, leyendo al igual que esta chica, tomandome un vaso de cola-cao mmmm... que buenos momentos :)

    Saludos Franceses!!

    ResponderEliminar
  2. Gracias por pasarte por mi blog, me alegro de que te guste, el tuyo es muy bonito por cierto :)
    Besos.

    ResponderEliminar
  3. Me identifiqué plenamente con la chica de la historia!! A mi también me encanta quedarme en mi casa leyendo un buen libro! :)

    ResponderEliminar

Dime si sentiste algo al leer las palabras que salieron de mis labios. Puedes conseguir que sonría.