domingo, 21 de febrero de 2010

veintiuno.de.febrero.


Un veintiún de febrero por la mañana él salió muy temprano de casa para trabajar, como siempre a las nueve de la noche lo estaba esperando para cenar juntos, ese día le había preparado su cena preferida acompañada de su vino favorito y la sala estaba iluminada por velas. Eran las nueve y media y él no aparecía. "Habrá tráfico" pensé. Eran las diez... las once... las doce y él no aparecía. No sabía otra cosa que hacer que mirar el reloj y la puerta mientras andaba de un lado a otro, las velas ya no iluminaban la sala. Pasaban segundos, minutos y horas... y él seguía sin aparecer y jamás lo hizo. ¿Ahora entiendes por qué hoy, veintiuno de febrero no quiero que vayas a trabajar?

2 comentarios:

  1. a lo mejor no volvera...Pero, siempre se vuelve, por unas cosas o por otras, se vuelve...

    besos

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  2. Que hermoso texto..reflexivo
    quizás si se ubiese quedado pudo ser peor Te sigo adios !

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Dime si sentiste algo al leer las palabras que salieron de mis labios. Puedes conseguir que sonría.