Todas las mañanas se preparaba un tazón de leche con sus galletas favoritas y subía al tejado a desayunar. Perfectamente había podido oír a su madre decirle que bajara unas... doscientas veces, que se haría daño, pero como le entraba por un oído le salía por el otro. Su felicidad se basaba en los días de lluvia sentada en el poyete de la ventana y en los días de sol, desayunando en el tejado. En su vieja casa había vistas horribles por lo que no subía demasiado pero en este nuevo lugar, las vistas más perfectas que os podáis imaginar eran las que ella veía día a día. Le gustaba darle de comer a los pajaritos, cantar con ellos alguna que otra canción y bailar en el tejado. Su psicólogo siempre lo había dicho; tiene demasiados pájaros en la cabeza.
la cabeza hay que llenarla con algo..
ResponderEliminarPero con pájaros en la cabeza se vive mejor :)
ResponderEliminaroh lo ame!!
ResponderEliminarcreo que yo tambien tengo demasiados pájaros en la cabeza :D
Prefiero tener pájaros que pajas mentales :)
ResponderEliminarSaludos cordiales.
ResponderEliminarja.ja.ja.
¡Muy bueno!
Atentamente
Erick Bojorque
Mejor pájaros que serrín.
ResponderEliminarCon lo bonita que es la imaginación... Esa chica debe de ser un poco "Mirna".
Siempre me dio miedo subir al tejado. Nunca lo hice.
Algún día me tocará a mí también, cuando se me llene el pelo de nidos.
Desde Marte
Mirna