miércoles, 18 de mayo de 2011
Clavando mis pupilas en su sonrisa.
No pude evitarlo; tuve que mirarla. Era una imagen que no podía prohibir a mis ojos: la gran sonrisa de Abril. Allí estaba ella, acompañada de sus amigas de la universidad sentadas en el césped. Su cabello rubio se movía por culpa del viento. Yo, sentado en un banco a unos metros de ella, clavando mis pupilas en su sonrisa, sin querer perderme ningún detalle. Para evitar que me viese, disimulaba con el periódico que compré minutos antes de escuchar sus carcajadas. Es tan preciosa que podría pasar años sentado en aquel banco viéndola reír.
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que bonito! yo he sentido eso... mi príncipe es tan precioso. :)
ResponderEliminarMe encanta este blog, es re original. Un besito y mucha suerte! ♥
ResponderEliminarMe gusta observar sin ser vista, se aprende mucho. ;)
ResponderEliminarQue bella debía ser entonces :)
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