domingo, 22 de julio de 2012

luchó y fue a contracorriente.

Un sorbo. Otro. Otro más. Está caliente, incluso quema. Pero sus pensamientos no se van de entre el humo que suelta aquella taza roja.


-Hace cinco años que no vuelvo.- dijo en un suspiro.


 Fue un febrero frío, quizás no el más frío de todos los que había vivido pero esa era la sensación que los recuerdos daban. Estos eran tan tristes que lo hacían estremecer, tiritar, transmitían frialdad y hacía que el invierno lo fuera aún más.
No fue feliz allí, pero tenía cosas pendientes que hacer. Pasa las noches pensando qué hacer con su vida, si realmente merece la pena volver, o si quizás todo aquello que ha construido, esa pared fuerte que logra no derrumbar su vida, se iría a la mierda tan solo con pisar -de nuevo- aquél lugar.

Su vida si se paraba a pensar está construida. Si volvemos cinco años atrás, él no era lo que es ahora.

Había luchado, con o sin ayuda, eso no importa. Pero fue capaz de seguir adelante, de mirar atrás a ratos pero con una -al menos- media sonrisa. Luchó, fue a contracorriente de las personas que lo rodeaban.
Hacía aquello que otros veían mal, pero que realmente al no hacerlo se perdían cosas maravillosas de la vida.


Finalmente, pensó dejarlo estar, allí en manos del destino aunque no creyera. Pero él se sentía bien y no quería arriesgarse a tirar a la mierda todo lo conseguido. Lo dejó todo en manos de la vida, para que ella fuese la que decidiera qué debía o no hacer. Mientras tanto... un sorbo, otro, otro más.


Y volvió a fundirse en las hojas del libro que minutos atrás había dejado sobre la mesa.


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