miércoles, 12 de diciembre de 2012

sin respiración alguna.

Mira el teléfono con esperanza de que vuelva a sonar. Una vez. Otra. Sus piernas tiemblan, yo lo sé aunque estén tapadas bajo esa manta de invierno, que la defienden del frío de su pequeño diciembre.
Sé que tiemblan porque teme que suene, aunque lo esté deseando. Sus dedos se balancean por la taza que arde en la mesa. Volvió a despistarse en la cocina ¿eh?
Mira a su alrededor con intención de encontrar algo. Vuelve su mirada hacia aquél aparato que sigue igual: quieto, sin respiración alguna. 

Un balanceo más, y decide probar el café. Vuelve a buscar algo en aquellas cuatro paredes. Se levanta, la estantería la espera. Sus dedos pasan por todos los libros y sonríe. Coge de entre ellos una libreta con una etiqueta escrita a mano que grita <<(nuestro) pequeño diciembre>>. La tristeza que sale de sus ojos y esa caricia sobre aquellas letras me susurran que es a esa persona a la que espera. Y las horas me aclaran que seguirá esperando durante mucho tiempo. 



2 comentarios:

  1. Los meses siempre llegan.
    Pero de los "nuestro diciembre" o mayo, o abril o como quieras, solo tenemos unos cuantos en la vida. Por eso hay que esperar, con paciencia y una sonrisa.

    ResponderEliminar
  2. Me gustó mucho la entrada, escribes fenomenal (:
    Te invito a pasarte por mi blog http://le-reve-couleur.blogspot.com/ Saludos!!

    ResponderEliminar

Dime si sentiste algo al leer las palabras que salieron de mis labios. Puedes conseguir que sonría.