y fuiste tú, el que me preguntó por la muerte. y fui yo, la que te sonrió a medias, diciéndote que qué podía yo pensar de la muerte, cuando moría todos los días. tu rostro cambió, y antes de que dijeras algo te callé. y lloviste, y llovimos juntos al darnos cuenta que éramos la casualidad más bonita de este puto planeta.
que hermoso escribis.
ResponderEliminarLindo.
ResponderEliminarqué amor.
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