martes, 14 de septiembre de 2010

Chicas prostitutas con corazones grandes.




Por las calles de Dublín, paseaba May, una chica de veinticuatro años. Disfrutaba de éstas todo el día hasta que anochecía ya que tenía que trabajar por la noche de dama de compañía. Lleva desde los trece años trabajando de lo mismo, todo comenzó cuando sus padres murieron asesinados.


Un martes al salir May del instituto esperó sentada en los escalones esperando ver el coche de su madre o su padre, pero vio el de su tía Lair la tía más arisca que tenía, vaya.

-Hola cariño -dijo con una media sonrisa.

-¿Dónde están mis padres? -contestó con voz enfadada.

-Tus padres no te pueden recoger, cielo.

Odiaba escuchar de esos labios la palabra cielo.

-¿Y eso por qué? ¿Y por qué has venido precisamente tú?

Cuando llegaron a la casa le contó algo, le dijo que unos tipos los asesinaron en su casa, ella sabía que había algo más detrás de todo eso que le contó pero jamás lo pudo descubrir.

Ella se hizo cargo de May ya que sus padres tuvieron la gran idea de que ella fuese su madrina, por lo tanto tendrían que vivir juntas.
Como gran madrina que es, no quería que le diera problemas en su casa así que, se la vendió a un hombre y éste la metió de prostituta.
May hizo amigas allí, todas eran buenas chicas pero eran muy diferentes a ella, a sus nuevas amigas les divertía su trabajo, a May a pesar de los años que llevaba trabajando en aquel lugar nunca le gustó siempre sentía asco con cada cliente, aunque siempre recibiera a éstos con una sonrisa guarra, no le gustaba.
Ella no era una puta como sus clientes la llamaban y la gente de su alrededor, ella era una chica con un corazón tan grande tan grande que sentía cómo lo podía abrazar, es una chica con los labios rojos y un maletín donde guarda los peores días de su vida, los pocos buenos momentos y todos sus sueños e ilusiones.

1 comentario:

  1. Que triste, realmente que triste.
    Espero que no sea una historia verdadera.

    Un beso grande;)

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Dime si sentiste algo al leer las palabras que salieron de mis labios. Puedes conseguir que sonría.