jueves, 24 de febrero de 2011

Sin pensarlo dos veces, la abracé.

Hacía pompas de jabón para olvidar, era algo que hacía desde pequeña y funcionaba; durante unos minutos, pero funcionaba. Se perdía en los bosques para averiguar la magia que había escondida debajo de las piedras, y en ellas, comía una manzana por cada lágrima derramada.
- ¿Sabes?- me dijo con voz triste-mi abuela siempre me decía que nunca mezclara lo dulce con lo salado, y aquí estoy yo, dando bocados a esta manzana y mezclándola con mis lágrimas.

Y en ese momento, sin pensarlo dos veces, la abracé.

5 comentarios:

  1. Me gustan muchos tus relatos, ojala un dia ppueda escribir como vos :)
    Muchos besos

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  2. A mí me gusta hacer pompas de jabón:)
    Un beso, y un abrazo:)

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  3. qué razon tenía esa abuela
    y que bonitas son las pompas de jabón en medio de un bosque

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  4. ¿Y cuando no tienen razón las abuelas?

    Yo también te sigo, me ha encantado tu blog :)
    Besos de lima-limón.

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Dime si sentiste algo al leer las palabras que salieron de mis labios. Puedes conseguir que sonría.