lunes, 13 de junio de 2011

Pequeña punk

Eras la chica punk de la ciudad, aquella que no le importaba las palabras ajenas; las que se decían para hacer daño. Los años y la experiencia unidas construyeron un escudo en tu corazón para empujar a aquellas cosas que querían hacerte daño y que desde entonces nunca lo consiguieron. Eras feliz, todos los sabíamos. Nunca entendí cómo tantas cosas negativas cabían en ese menudo cuerpo. También sé que las mujeres rubias con los labios de color rojo te apasionaban; se te veía en la mirada, esa que se dirigía a sus traseros que se movían de un lado a otro hasta conseguir hipnotizarte de tal modo que no escucharas lo que te decía. Te tintabas el pelo cada semana de un color distinto después de sacar de tu vida a un tío tras echar un polvo. Te encantaban los tíos poco dominantes, para que la única que mandara en la cama fueses tú. El invierno te podía, las noches frías en la azotea observando a la ciudad dormir. Las noches eran tus días, y tus días eran tus noches. Únicamente te sentías viva cuando la luz de la Luna era la única que te alumbraba en mitad de la noche, cuando se iban a dormir todos incluidos las farolas. Respirar el aire fresco de la noche con los maullidos de fondo de los gatos callejeros te hacían sonreír. Fuiste fuerte toda tu vida y yo te admiré. Pero dime ¿dónde dejaste todas esas fuerzas? ¿por qué tiraste esas ganas de vivir por el desagüe? Desde entonces, la Luna brilla con menos intensidad y los gatos ya no maúllan. Nunca lo habrías creído pero has dejado huella en esta ciudad, pequeña punk.



3 comentarios:

  1. Que bonita tu forma de escribir.
    Y vaya huella que dejó la chica :) ¡Besos!

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  2. yo siempre he pensado que las pequeñas punk detrás de su faceta de malotas son horriblemente frágiles.

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Dime si sentiste algo al leer las palabras que salieron de mis labios. Puedes conseguir que sonría.