recogías las manzanas y las guardabas en la cesta
de una en una, las contabas para que cuando
el ratón que se escondía en tu cocina te robase una
te dieras cuenta. las colocabas encima de la mesa
y te quedabas un buen rato observando por la ventana
a los transeúntes pasar, y ahí estaba él, en la otra ventana
pero observándote a ti, sólo a ti. cada martes por la mañana
te observaba hasta que vuestras miradas se cruzaran
él quería decirte algo con ella pero tú,
no querías descifrar el mensaje.
te hartaste muy rápido de aquellos hombres
que no piensan con la cabeza superior,
sino con la inferior.
Me encanta tanto tu blog...
ResponderEliminaryo también escribia así, en forma. normalmente en forma de burbuja, escribía penas, para hacerlas explotar luego.
ResponderEliminarMe temo que son muy pocos los hombres que piensan con la "cabeza superior".
ResponderEliminarpodría haberle dicho que se habla también con palabras
ResponderEliminarhay tantos de esos que a veces es mejor evitar hasta los cruces de miradas...
ResponderEliminarme gusta el post!
besos!!
Las miradas a veces dicen mucho.
ResponderEliminarHabla frustar con el iris y dejar a la boca suspendida (que el paladar también se muere por conocer a una chica bonita)
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