Eran los miércoles cuando salía a dar un paseo, pero sólo cuando era un miércoles frío, en el que los rayos del sol no dieran calor y yo pudiera caminar bajo la humedad. Era entonces cuando yo era realmente Yo, con Y mayúscula, así bien grande. Era sólo en esos momentos cuando pensaba en los problemas que me rodeaban y que parecía que nunca me importaban. La vida de chica fuerte siempre estuvo en los ojos y pensamientos ajenos, pero era todo lo contrario. Yo, con Y mayúscula (y bien grande) era como un flan recién hecho de la abuela que más quieres. Yo, con Y mayúscula (muchísimo más grande) era como las lágrimas tras leer la última palabra de tu libro favorito. Era un cúmulo de sentimientos asquerosamente tristes y sentía anhelo cada minuto de mi vida.
No es bonito que te escupan en la cara tras llamarte zorra, o que te tomen como un polvo más cuando para ti no era sólo eso. No, no me hacía ilusión con cualquier ser humano que olía mis sábanas o tomaba café en mi taza favorita, no era la típica chica de corazón abierto dispuesta a amar a cualquier ser que se le pase por sus narices, que le pregunte la hora o le ceda el paso en la cafetería. No. Yo tenía la cabeza ocupada, mi pensamiento y mi corazón. Para mí cada polvo es un intento de borrar memorias de mi cabeza, pero como siempre, en vano.
Excelente, me ha gustado.
ResponderEliminarBesos de neón.
A mí también me gustan más las tardes de frío y humedad que los de calor.
ResponderEliminarA mí también me gusta más el amor que el sexo.
(sigues escribiendo igual de bien)
Jan.
(nowords)
ResponderEliminarMe encanta. Genial. Es cierto que me da pena, pero me ha encantado.
ResponderEliminar(te he echado de menos)
Un tarro lleno de palabras maravillosas, de esas que te roban una sonrisa.
Cada día hay gente que me sorprende más.. me encanta tantísimo este texto. Otro blog al que seguir.
ResponderEliminarDavid.
(tus palabras envuelven como una manta los días bien fríos)
ResponderEliminarTienes una manera de escribir que a veces hasta duele.
plumas celestes,
como el mar
Leí el texto hace días, pero con esto de los estudios no he podido comentarte.
ResponderEliminarUn texto genial. Pobre chica. Quizás debería de dejar de abrir su corazón a los demás y cerrarlo bien fuerte, hasta que llegue una persona que realmente se merezca sus caricias.
Un beso enorme bonita (espero que te vaya todo genial!)