-cuéntame la verdad de una vez.
La miré fríamente, no podía aguantar más. ya era demasiado tiempo alimentando hipótesis sin sentido en mi cabeza y mi almohada se cansó de tantas lágrimas.
-no puedo.-contestó. Y me miró con los ojos llenos de lágrimas. se las secó y se marchó.
Esa vez fue la última vez que la vi.
Que triste.
ResponderEliminarPero a veces así son los amores: dolorosos e inexplicables.
Sonrisas espolvoreadas!