Las luces de los edificios eran las únicas que alumbraban la ciudad, yo, las miraba con los ojos como platos. Era precioso. Y la Luna allí arriba, observando los errores de los transeúntes, las sonrisas de los más pequeños y de los más mayores. El viento llega, y viene acompañado de susurros y de temblores en las costillas, de abrigos gordos y de botas altas. Y también -espero- de buenos momentos.
Me encanta la foto de cabecera, y bonito texto :) Me miraré el concurso, a ver si participo. ¡Besos!
ResponderEliminaryo también lo espero...
ResponderEliminarla luna siempre tan curiosa y nosotros tan ignorantes de ella :)
ResponderEliminarHermoso! Hermoso! Me encantan este tipo de descripciones, con tanto sentimiento y bien escritas :D
ResponderEliminarYa me apatece ponerme mis botas altas. ;)
ResponderEliminarPerdóname porfavor, es que estoy de vacaciones y me paso muy poco, solo para compartir mis "escritos de verano".
ResponderEliminarMe encantan tus textos, sobretodo estos cortitos que lo único que transmiten son sensaciones y no historias. Sigue escribiendo porque tienes futuro, y solo la gente que veo que te sigue, te comenta y les gusta lo que haces son testigos de lo que digo.
Me pasaré a la que pueda y muchas gracias :)
Jan.
La luna, siempre espectante a lo que ocurre a su alrededor :)
ResponderEliminarUn relato precioso, como siempre^^