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lunes, 18 de julio de 2011
Al fin y al acabo, me hiciste más fuerte.
Los sentía, aquí en mis clavículas y entre mis costillas, aquellos recuerdos sucios que no podía borrar de mi cabeza. Nunca imaginé que aquel hombre que me cedió el paso, que aquellos ojos azules me harían daño hasta asfixiarme. Jugaste sucio, tenías ganas de divertirte y me elegiste a mí, a aquella chica tímida que te sonrío al cruzar mirada contigo. Fuiste el que me alegró el día ¿sabes? y al final, todo acabó peor que como estaba antes de toparme contigo. Te llevaste todo en tu chaqueta de cuero: mis ilusiones, mis esperanzas, la felicidad que estaba creando en mi interior. Me dejaste todos los recuerdos -sucios- que dolían tanto, tanto como tener cuchillos clavados entre las costillas.
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Es una historia sobre esos encontronazos que no querrías volver a protagonizar, ¿no?.
ResponderEliminarMuy triste pero bello al expresarlo.
Un beso bonita :)
Me encanta la entrada, me pasó algo así una vez por eso sé lo que se siente.. un besito ♥
ResponderEliminarhay auténticos ladrones sin compasión...
ResponderEliminarEs precioso en el momento en el que los vives, pero después se queda un sabor amargo que te hace preguntarte si mereció la pena.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un beso azucarado.
Qué manera tan bonita tienes de hacerme imaginarlo
ResponderEliminarCoincido con Duna. ;)
ResponderEliminarGuau, me he encantado
ResponderEliminarUn beso
odio el sentimiento de los cuchillos en el cuerpo... pero de pronto como que te acostumbras... un abrazo enorme :)
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