lunes, 18 de julio de 2011

Al fin y al acabo, me hiciste más fuerte.

Los sentía, aquí en mis clavículas y entre mis costillas, aquellos recuerdos sucios que no podía borrar de mi cabeza. Nunca imaginé que aquel hombre que me cedió el paso, que aquellos ojos azules me harían daño hasta asfixiarme. Jugaste sucio, tenías ganas de divertirte y me elegiste a mí, a aquella chica tímida que te sonrío al cruzar mirada contigo. Fuiste el que me alegró el día ¿sabes? y al final, todo acabó peor que como estaba antes de toparme contigo. Te llevaste todo en tu chaqueta de cuero: mis ilusiones, mis esperanzas, la felicidad que estaba creando en mi interior. Me dejaste todos los recuerdos -sucios- que dolían tanto, tanto como tener cuchillos clavados entre las costillas.




8 comentarios:

  1. Es una historia sobre esos encontronazos que no querrías volver a protagonizar, ¿no?.
    Muy triste pero bello al expresarlo.
    Un beso bonita :)

    ResponderEliminar
  2. Me encanta la entrada, me pasó algo así una vez por eso sé lo que se siente.. un besito ♥

    ResponderEliminar
  3. hay auténticos ladrones sin compasión...

    ResponderEliminar
  4. Es precioso en el momento en el que los vives, pero después se queda un sabor amargo que te hace preguntarte si mereció la pena.
    Me ha gustado mucho.
    Un beso azucarado.

    ResponderEliminar
  5. Qué manera tan bonita tienes de hacerme imaginarlo

    ResponderEliminar
  6. Guau, me he encantado
    Un beso

    ResponderEliminar
  7. odio el sentimiento de los cuchillos en el cuerpo... pero de pronto como que te acostumbras... un abrazo enorme :)

    ResponderEliminar

Dime si sentiste algo al leer las palabras que salieron de mis labios. Puedes conseguir que sonría.