viernes, 30 de noviembre de 2012

solo respóndeme a algo: ¿por qué?

Todo seguía igual: los mismos suspiros pesados, las sonrisas frías, los te quiero vacíos. Mis piernas seguían temblando cuando escuchaban el eco de tu voz y el corazón, cada vez latía menos.
Las lágrimas se cansaron de borrarme la vista. Ya no escribía en los cristales empañados. Dejé la libreta hace tiempo de lado y con ella las anotaciones de los detalles que me hacían sentir viva.

Y es que cuando hablabas de cambiar, creí que te referías al mundo.



3 comentarios:

  1. Intenso...
    A veces no hay una respuesta, no hay un por qué. Las cosas solo pasan, y después se arreglan. O viene algo mejor. Quién sabe...

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  2. Incógnitas que se perderán con el aire. Comparto con Julieta, intenso. ;)

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  3. La última frase es bestial. Muchos, muchos sugus azules.

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Dime si sentiste algo al leer las palabras que salieron de mis labios. Puedes conseguir que sonría.