No quería volver a enamorarme.

Fóllame me dijiste. Aún recuerdo la imagen de tus labios pintados de rojo pronunciando esa palabra a cámara lenta. Y lo mejor de todo es que sabías que me ponía. Aunque hay algo que nunca te dije y aprovecho a hacerlo ahora aún sabiendo que nunca leerás esto, quizás por eso tenga el valor de hacerlo, de escribir estas palabras. Pues bien. A todas esas noches de sexo duro, de palabras bordes, de orgasmos infinitos. A todas esas noches de arañazos en la espalda, de gemidos, de palabras eróticas susurradas al oído, le veía algo bonito. Sí, he dicho bonito. Sí, sí, lo sé. Sé que siempre me quejaba de las palabras cursis que se te escapaban de vez en cuando y que yo a gritos te decía que no me lo dijeras nunca más porque sólo quería sexo contigo. Porque sólo me gustabas para follarte de todas las maneras que sea pero follarte, follarte con violencia no con amor, joder. Porque el amor para mí no existe, para mí no existe y tú no te enterabas. Tú seguías diciéndome en cada polvo sandeces y al final acababa en el bar de la esquina tomándome un whisky y contándole mis penas al tío del bar. Sí a ese que tanto odias, el barbudo de la camiseta negra, ese que cuando me ve entrar me dice <<¿Qué? ¿ya a vuelto a abrir la boca la puta zorra, no?>> y yo asiento mientras enciendo el primer cigarrillo de la noche. Me duele escribirlo pero ¿sabes por qué actuaba así? ¿por qué era un gran hijo de puta? porque esas palabras bonitas sí me gustaban. Y lo que no quería era admitirlo, no quería volver a enamorarme. Sí, este cabronazo ya se enamoró una vez y no quiso hacerlo más porque acabó con el corazón negro y destrozado ¿sabes? por eso te traté así, por eso te quería sólo para follar y no hacerte el amor. Por eso no quería oír nada que se pareciera a un te quiero, por miedo a sufrir y a que tú- como la anterior-te marcharas de mi vida.