(eras dulce, tu voz lo decía, pero no te gustaba que te tocasen las narices aquella pandada de monstruos, como tú lo llamabas)
lunes, 27 de junio de 2011
¿sabes, pequeño saltamontes?
Contabas del uno al diez mientras saltabas a la pata coja, vivías en una burbuja, en tu burbuja. Sólo a veces te hacía daño en el corazón los problemas del mundo, otras veces ni te percatabas de ello. Te miraban raro por esas razones, te gritaban la palabra inmadurez pero tú seguías en tu burbuja, saltando, haciendo círculos en tu pelo con el dedo índice. Sabías perfectamente qué pasaba ahí a fuera pero no querías verlo, es más cuando te preguntaban por qué te era indiferente todo, siempre decías lo mismo: " ¿sabes, pequeño saltamontes? no me es indiferente todo esto que me rodea, simplemente no quiero ver cómo monstruos como tú destruyen mi mundo poco a poco." y ponías fin a la conversación metiéndote una vez más en tu burbuja.
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Pues yo creo que debería salir fuera, cargarse una espada en la mano, y atacar a esa pandada de monstruos hasta dejarlos hechos polvo (polvo de estrellas, para que por lo menos así hagan bien en el mundo)
ResponderEliminarA veces eso es lo mejor, encerrarte en tu burbuja, aislarte de la dura reealidad :)
ResponderEliminarque no se rompa! puede doler
ResponderEliminarConcuerdo con el comentario anterior, pero creo que no hay que perder el realismo también.
ResponderEliminaryo también hago eso, me meto dentro de mi esfera y de allí no salgo.
ResponderEliminarque triste realidad esta, la nuestra, con un mundo de contaminación (no solo atmosférica) y la incultura que aparece en muchas mentes. Parece que volviésemos a la edad media, donde solamente unos cuantos poseían el don del saber.
ResponderEliminarAhora que podemos no lo queremos, y antes que no podíamos todos lo querían. Es extraño como se contraria el ser humano, por suerte queda gente en burbujas que aún pueden salir y cambiarlo todo.
Gente como la de esta lindísima historia.
Besos de purpurina, alicia.