martes, 27 de diciembre de 2011

eras tan jodidamente perfecto.

-Perdóname.
y lo solté sin más, en voz bajita pero bien claro, con todas las letras y con la tilde bien recta.
me costó horrores pronunciar esas nueve letras que hace tiempo atrás debí pronunciar y ahora es demasiado tarde.
tu mirada fija en el suelo era una mezcla de indiferencia y decepción que me estaba matando, pero qué menos, si te había jodido la puta vida. a ti, a mi supuesto amor, el hombre de mi vida.
¿pero qué cojones me pasó? ¿por qué eché todo a la mierda? eras tan jodidamente perfecto.

Suspiraste, y me miraste los labios y a continuación los ojos. me dijiste con esa voz de chico flan que te sale cuando estás realmente triste que no, que ya no hay nada que perdonar, que el daño ya estaba hecho y la cicatriz bien curada.
no, no existía otra, sabías tan bien que eso era lo que en mi pensamiento rondaba tras escuchar tus palabras y me lo dejaste claro. joder, cómo me conoces. y qué estúpida soy.

Y lloré, lloré ahogándome en mi llanto, lloré deseando que me abrazaras, pero no lo hiciste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dime si sentiste algo al leer las palabras que salieron de mis labios. Puedes conseguir que sonría.